Llevarlo en la piel o respirarlo | El branding como cultura

No hablamos de cultura de marca, eso es otra cosa. Hablamos del branding como cultura.

Sentir el branding como una filosofía, una manera de entender la vida, la economía, la sociedad y de integrarlo en la cultura del país. Del mundo.

El branding puede entenderse, fielmente, como una disciplina dentro del mundo empresarial, una herramienta para aumentar el valor de una empresa. Sin embargo también puede ser la filosofía que necesita la sociedad para mejorar, evolucionar y trascender.

Branding más allá de una disciplina

Hay quien dice branding como quien dice logo. Hay quien ni siquiera le adhiere un significado porque no tiene idea de qué es. Lo que está claro es que las personas que estamos muy metidas en esto del branding lo entendemos como algo muy poderoso en todos los sentidos y con gran impacto en muchas áreas socio-económicas.

El respeto hacia el significado de los conceptos es importante porque los usaremos y representaremos tal y como los entendemos. De hecho en toda cultura existen connotaciones concretas a los conceptos, propios del lugar, al estilo de vida, a la sociedad…

Si nuestra relación con un concepto es inexistente o malentendida estaremos dañando su significado a nivel cultural. Los conceptos construyen nuestra forma de pensar, elegir las palabras adecuadas es importante y lo sabemos dentro de nuestro sector, pero en lo que no siempre se repara es en el significado y cómo ese significado del concepto construye un imaginario único y colectivo que impacta a muchos niveles.

Por eso es tan importante entender el concepto de Branding como una filosofía de negocio, una manera de construir fortaleza empresarial con el objetivo de significar algo para la sociedad y el mundo más allá de la rentabilidad económica pero sin olvidarse nunca de ella.

Facilita el liderazgo empresarial, opera en beneficio del negocio y también aporta el enfoque que permite a una empresa pasar de ser un ente abstracto sin potencial definido a un activo de valor en la sociedad que es importante para las personas. Es una manera de entender el mundo empresarial y su desempeño, que desde su complejidad inicial va simplificando su gestión para potenciar sus resultados. Es lo que debe definir, crear, activar y gestionar la marca de la empresa para que lidere su actividad.

Y sobre todo, interviene en la toma de decisiones de todas las áreas de negocio con unidad de pensamiento estratégico, teniendo en cuenta su impacto.

El branding requiere coherencia, ¿No es eso en sí mismo un valor social que perseguir?

A nivel mundano nos podemos permitir ser algo incoherentes, somos humanas, pero ¿Y a nivel a nivel político, administrativo, legal, empresarial…? ¿No necesitamos orden, significados compartidos y coherencia?

Cuando se vive entendiendo el branding como una filosofía todo se conecta.

Las personas toman mejores decisiones tanto dentro de la empresa como desde fuera como consumidoras. Porque algo les importa, algo les resulta relevante. Y ese algo se define y construye desde el branding.

El branding como filosofía, branding como cultura

Además de lo ya comentado, el branding se puede extrapolar a tantos ámbitos y tan importantes que a todo le aporta sentido.

El mundo de los negocios forma parte de la economía del mundo, sin embargo también de la sociedad ya que tiene una implicación directa con la manera en la que las personas viven, se relacionan, se comunican, consumen, … Cualquier negocio, si existe, cubre una necesidad y esta necesidad ha de ser relevante para las personas para que el negocio lo sea.

Si es relevante significa que a las personas les importa, por lo que será parte de su consideración y de su vida, sea de la forma que sea.

Pensemos además en las personas que trabajan en estas empresas, pasando su jornada laboral, cada día, en la empresa, con sus normas, con su cultura interna,… El impacto de la vida laboral es gigante en la cultura del país.

De hecho los países trabajan su marca, sin embargo (tristemente) no todas las provincias, comunidades autónomas ni paises desarrollan su marca desde el branding.

El branding, con enfoque ético, conlleva las mejores decisiones de desempeño empresarial y de crecimiento social, que impactarán rentablemente en la empresa y también positivamente en las personas, tanto las que la conforman como las que se relacionan con ella sea de la forma que sea.

Suena a utopía, sin embargo ya está ocurriendo. Las personas confían más en las corporaciones que en la política. Los grupos sociales tienen marca, solo que no todas incluyen la filosofía del branding en su entremado. Sin embargo, las marcas ya están influyendo en la sociedad.

La pregunta debería ser «¿De qué manera lo hacemos?»

Cuando existe un pensamiento con enfoque en branding ético, branding como filosofía, y somos conscientes de que branding implica también sentido común y coherencia, es cuando podremos conseguir una mejora real en la sociedad y en el mundo.

El Branding en nuestro día a día

El branding no se limita solo al ámbito empresarial; permea en nuestra vida diaria. Desde la elección del café que bebemos hasta la ropa que llevamos, cada decisión es influenciada, de una forma u otra, por una marca y lo que esta representa.

¿Por qué elegimos una marca sobre otra?

A menudo, es una cuestión de identificación y valores compartidos. Esto demuestra el poder del branding para influir en nuestras elecciones diarias, modelando así nuestra cultura y sociedad.

El impacto social del branding

El branding tiene el poder de impulsar cambios significativos.

Cuando una marca se posiciona éticamente y se compromete con causas sociales o ambientales, no solo mejora su imagen y su rentabilidad sino que también motiva a otras a seguir su ejemplo. Además de su impacto a nivel interno, cuidando de las personas que integran y conforman la empresa, fomenta una conciencia sobre su actividad y el modo en el que la desarrolla.

Educa a la sociedad, la satisface, la entiende y se relaciona con ella.

Todo esto crea una ola de impacto positivo que trasciende el ámbito comercial y se inserta en la vida de las personas, fomentando una cultura de responsabilidad y conciencia.

Conclusión – Branding para llevarlo en la piel y respirarlo

En resumen, el branding, entendido como una filosofía, tiene el potencial de ser un motor de cambio positivo tanto en el mundo empresarial como en la sociedad en general. Al adoptar un enfoque ético y consciente en el branding, no solo se construyen marcas más fuertes, sino que también se contribuye a la construcción de una sociedad más informada, consciente, coherente y ética.

Las marcas tienen el poder y la responsabilidad de influir en la cultura y en las personas.

En Agarimo Estudio, creemos que este poder debe ser utilizado para fomentar valores positivos, para crear un impacto que vaya más allá del éxito empresarial y contribuya a un mundo mejor.

El branding es mucho más que un logo o una estrategia de marca; es una forma de vida, una influencia cultural y una fuerza para el bien.

El branding ético es la cultura que necesitamos.

Branding para respirarlo y llevarlo en la piel.

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